En la filosofía yogica, la práctica de Satya es la práctica de la verdad. El Yoga de la Verdad.
Satya es el segundo Yama -restricciones o principios morales de conducta que sostienen el desarrollo espiritual según los Yoga Sutras de Patanjali. Satya, es el compromiso total con la verdad: en ser, de palabra, en acción, en intención. En enfrentar la verdad y conectar con tu verdadera esencia.
La palabra “Sat” significa literalmente “esencia verdadera” o “naturaleza verdadera”.
También significa algo que es puro y que no cambia.
Poder expresarla y articularla es libertad física, mental y espiritual. Sin embargo, la verdad no solo implica no mentir de palabra. Su práctica requiere de un sentido de entendimiento profundo y tener un balance delicado de honestidad. No todo lo que piensas es verdad, y no toda verdad es necesaria.
Para su mejor entendimiento, la práctica de la verdad; según Patanjali, se refiere a ir más despacio con nuestras reacciones y a filtrar cuidadosamente nuestras palabras para no entrar en conflicto con el primer Yama: Ahimsa o no-violencia.
Para ello es importante y necesaria la práctica de la observación.
La Práctica de la Verdad. El lenguaje de la observación.
La práctica del yoga nos lleva a la auto-observación y de allí a la auto-indagación. Es la única manera de mantenernos conscientes de lo que hacemos y las razones, sin juzgarnos.
No es lo mismo decir: “soy un desastre y mi vida un caos” a decir “en estos momentos no estoy muy organizada, necesito tiempo para planear”.
La primera frase es un juicio, la segunda una observación. Ir más despacio, darte el tiempo para encontrar quietud mental, son maneras de hacer un alto para observarte. ¡Sí, obsérvate!
Lo opuesto a la observación, son las reacciones emocionales y extremas a los estímulos de mundo exterior. Cuando reaccionamos o vivimos influenciados por estos estímulos no practicamos Satya o la verdad.
Somos esclavos de nuestros pensamientos y emociones actuando, hablando o reaccionando desde un lugar de miedo, apego y/o aversión. No nos da tiempo de procesar la situación de una manera real y clara.
Observar los motivos reales detrás de nuestras acciones es una herramienta útil. Nos ayuda a aplicar tanto Satya como Ahimsa (No Violencia) a nuestras situaciones. Pregúntate: ¿realmente servirá a la otra persona, o lo hago por la necesidad de probar algo o ganar algo?.
Reconocer tu verdadera naturaleza, la manera más elevada de practicar la verdad.
Según la escuela El Arte de Vivir:
“Estar con lo que es, ser sincero en la vida, en el corazón, en la presencia, en la mente, es seguir a satya. La claridad y pureza en tu intención, la franqueza en tu enfoque, es satya. Tu intención, ¿es verás?. ¿Es tu intención directa, es tu intención clara? ó ¿hay algo más detrás?. ¿Hay algún otra agenda oculta que guardes allí? Eso indica la verdad.
La verdad no es solo lo que hablamos, sino lo que somos, nuestro estado de ser: integridad en nuestras palabras, hechos y lo más importante en nuestras intenciones.
Se trata de ser genuino y auténtico. Cuando tenemos tal integridad, nos convertimos en la encarnación de Satya. Nuestro ser lo refleja, nos convertimos en Satya.”
La práctica de Satya requiere mantenerte abierto a la verdad, no solo hacia los demás sino hacia ti mismo. Encontramos allí el mayor reto.
Muchas veces no dices la verdad por miedo a las consecuencias. Creas tu propio desenlace dramático. Entre más practicas tu verdad, entenderás que las consecuencias son menos graves en comparación con las consecuencias de vivir en maya (ilusión).
¿Cómo practicar la verdad en tu día a día?
El simple hecho de enfrentar a la verdad, le quita poder al miedo. Te acerca más a una vida más auténtica.
Algunas maneras de practicar este Yama es:
- Dedicándole tiempo a la contemplación en silencio.
- Pregúntate después de meditar o de tu práctica de yoga: ¿cuáles son las áreas o aspectos de mi vida en donde no estoy siendo sincera conmigo o con alguien más y por qué?
- Recuerda siempre tomar una pausa y filtrar tus palabras: ¿es cierto? ¿es necesario? ¿es útil? ¿no daño a nadie?